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1. Origen y evolución de la Unión Europea

  • Tras la segunda guerra mundial, insignes personalidades (entre los que destacan Konrad Adenauer, Jean Monnet y Robert Schuman) defienden que para superar la rivalidad entre las grandes potencias (especialmente, entre Francia y Alemania, que se habían enfrentado en dos cruentas guerras) es preciso fomentar la unión política. Pero, de forma realista, se piensa que “Europa no se hará de una vez ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho” (Declaración de Robert Schuman, 09/05/1950). 
  • Se establece una primera cooperación estatal en la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA, 1951), en la que participan Alemania, Francia, Italia y los tres Estados que forman parte del BENELUX (Bélgica, Luxemburgo y Países Bajos). En 1957 se firman nuevos Tratados por los que se instituyen la Comunidad Europea de la Energía Atómica (CEEA o EURATOM) y la Comunidad Económica Europea (CEE). En 1965 se aprueba el Tratado por el que se constituye un Consejo único y una Comisión única para las tres Comunidades Europeas. Finalmente, se instaura la Unión Europea en 1992 que aglutina a las viejas Comunidades. Los Tratados que hoy están en vigor son el Tratado de la Unión Europea(1992, modificado), el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea(antiguo Tratado CEE) y el Tratado constitutivo de la Comunidad Europea de la Energía Atómica. Además, en 2007, se ha firmado como Tratado autónomo el referido a la Carta de los derechos fundamentales de la Unión Europea.  
  • A partir de los años 60 del pasado siglo se aprueban diversas modificaciones que sirven, o bien para la adhesión de nuevos Estados (Irlanda, Reino Unido y Dinamarca en 1973; Grecia en 1981; España y Portugal en 1986, República Democrática de Alemania, que se integra en la Alemania occidental, en 1990; Suecia, Austria y Finlandia, en 1995; Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta, Polonia, República Checa y Chipre en 2004; Rumania y Bulgaria en 2007 y Croacia en 2013) o bien para la profundización en la integración europea. Especial interés presenta desde esta segunda perspectiva el Tratado de Maastricht por el que se crea la Unión Europea que instaura una unión monetaria (con la emisión de una moneda común, el euro) y una unión política (que se concreta en el estatuto de la ciudadanía europea). Tras el fracaso del Tratado por el que se establecía una Constitución para Europa, la más reciente reforma de los tratados originarios se debe al Tratado de Lisboa (firmado en 2007 y que entró en vigor el 1 de diciembre de 2009). 
  • La valoración del proceso europeo de integración debe ser decididamente positiva, aunque existan disfunciones que no deben ser ocultadas: Centrando ahora nuestra mirada en ellas conviene recordar que la Unión Europea ha servido inevitablemente para reforzar a la autoridad nacional que dirige la política exterior del Estado (habitualmente los gobiernos), lo que ha debilitado la posición institucional de los Parlamentos nacionales y, en aquéllos países en los que existe una descentralización territorial del poder, de los Estados federados, de las regiones y Comunidades Autónomas. También se altera la posición del poder judicial, en la medida en que se impone la primacía del Derecho de la Unión sobre los ordenamientos nacionales, relativizando así el principio de sujeción de los jueces a la Ley. 
  • Pese a estas disfunciones, el proceso europeo de integración ha tenido también algunos beneficios que también deben ser glosados. Ha extendido la cultura de los derechos humanos y del Estado democrático y de Derecho dentro y fuera de las fronteras europeas, ya sea condicionando la adhesión de los Estados que quieran entrar a formar parte de este selecto club o la ayuda a Estados en vías de desarrollo a que cumplan determinados compromisos en estas materias. Ahora mismo está frenando las tendencias totalitarias y populistas que se están produciendo en algunos Estados miembros (como son, en la actualidad, los casos de Hungría y, destacadamente, Polonia). Y durante todos estos años ha alumbrado el mayor periodo de estabilidad política y de desarrollo económico de la historia.
  • El principal reto que la Unión tiene por delante es gestionar la decisión del pueblo británico de abandonar la Unión (brexit) y las consecuencias que tal hecho puede comportar no sólo para la economía de Gran Bretaña sino para la estabilidad europea (destacadamente por la cuestión de Irlanda).