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3. La imparcialidad de la justicia. Caso

ACTIVIDAD DE CASOS. La imparcialidad de la Justicia

Dinero

Imagina la siguiente situación.

Un alumno de secundaria tiene que repartir 100.000 euros entre los compañeros de su clase, dejando una cantidad en cada mesa cuando estos no están. Al volver los alumnos, incluido él, se sientan en su lugar habitual y cada uno se encuentra la cantidad que le ha tocado. El reparto tiene unas condiciones que no se pueden alterar, son las siguientes:

  • Todos saben que habrá un reparto de dinero.
  • Todos saben que han de recibir algo.
  • Nadie sabe quién va a hacer el reparto.
  • Nadia sabe la cantidad que se va a repartir ni tendrá por qué comunicar después la cantidad que ha recibido.
  1. ¿Cómo crees que el alumno habrá distribuido el dinero? ¿Habrá sido justo el reparto?
  2. Sin alterar ninguna de las condiciones enumeradas arriba ¿cómo se podría garantizar un reparto justo.
  3. ¿Cómo extrapolar esta solución a la vida publica y garantizar así la imparcialidad de los podres legislativo y judicial?

Objetivos
Reflexionar sobre el concepto de imparcialidad.
Profundizar en las posibilidades de imparcialidad de las instituciones humanas
 
Contenidos
Teoría de la Justicia. Justicia como imparcialidad. Cómo conseguir la imparcialidad de los poderes del Estado. Garantías constitucionales para fomentar la independencia e imparcialidad de los jueces.
 
Metodología.
El profesor expondrá el caso. No obstante, los participantes tendrán fotocopiado el ANEXO III y podrán releerlo detenidamente.
 
Temporalización.
Esta actividad puede realizarse durante la sesión, cuando se hable de la imparcialidad de la justicia. También al final de la sesión.
 
SOLUCIONES

SOLUCIÓN a la pregunta 2: Se puede garantizar un reparto justo diciéndole al alumno que hará el reparto que los puestos de la clase se asignarán al azar y no se permitirá que los alumnos se sienten en sus lugares habituales. De esta manera, al no saber que qué cantidad habrá en el puesto que le toque al azar, repartirá el dinero equitativamente.


SOLUCIÓN a la pregunta 3. Esta situación ideal es imposible de reproducir en la realidad. Quien redacta las leyes sabe qué posición ostenta. Pero para el poder legislativo se puede garantizar que todos los intereses de los ciudadanos estén representados en el momento de legislar. Esto puede hacerse en un sistema donde el pluralismo político esté garantizado.  Para garantizar la imparcialidad en la administración de la justicia, la Constitución provee de una serie de garantías de imparcialidad para el Poder Judicial, son las que pueden verse al final del apartado 5.1 de esta ponencia.
 
COMENTARIOS
El filósofo alemán Inmanuel Kant, pensó que ese debería ser el imperativo de acción moral de todo ciudadano: actuar de tal manera que la norma que rige tu conducta pueda convertirse en ley universal. O visto al revés. Para que tus leyes sean justas y puedan ser universales has de dictarlas como si fueses cualquier ciudadano, cualquier ciudadano posible.
El caso que se presenta es una versión del dilema que expone John Rawls en su “Teoría de la Justicia”, para explicar sus conceptos de “Posición original” y “Velo de la Ignorancia”.
 
En los años ochenta del siglo pasado, el filósofo del derecho John Rawls, desarrolló esta idea de Kant en su obra “Teoría de la Justicia”, en la que dice, que una sociedad bien ordenada sólo puede existir si las leyes se redactan atendiendo a esos principios de ignorancia y olvido de la posición real de uno mismo en la sociedad. Estableció un mecanismo imaginario y teórico, según el cuál, las leyes habrían de redactarse sometiendo a los legisladores a una “posición original” en la que estén bajo los efectos de un “velo de la ignorancia”. Sabrían todo respecto de la sociedad, excepto qué papel desempeñaban y van a desempeñar ellos cuando salgan de esa “posición original” y se les quite ese “velo de la ignorancia”.
 
La “posición original” de Rawls, con su “velo de la ignorancia”, solo es un experimento teórico. Pero no por eso deja de ser rico e interesante. Aunque imposible de poner en práctica, nos informa de la naturaleza de las leyes que han de ser promulgadas y de los elementos particulares que en ellas deben ser rechazados. Si favorecen a las partes, son cuestionables. La única forma de garantizar que las leyes, y sobre todo la Constitución, sean elaboradas ofreciendo las garantías de imparcialidad de las que hablan Kant y Rawls, es garantizando que todos los intereses de los ciudadanos estén representados en la Constitución y esto solo se consigue con pluralismo político. Es decir, permitiendo y garantizando que todas las posibles ideas que defiendan los ciudadanos puedan ser expuestas por algún representante en el momento de decidir sobre las leyes. Permitiendo que el pueblo, en toda su diversidad, sea auténticamente soberano.
 
Esta idea es muy fecunda y estos mismos conceptos, pensados por Rawls para un hipotético legislador pueden extenderse también a la práctica de la justicia.